Recuperar la virginidad

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Recuperar la virginidad 1024 556 Guia del embarazo

Qué conviene saber antes del procedimiento

La virginidad es un concepto simultáneamente médico, fisiológico y socio-psicológico. Recibe mucha atención en la cultura humana, especialmente en una sociedad con principios morales tradicionales.

La virginidad suele considerarse la expresión física de la pureza de una chica, de sus elevados principios espirituales, lo que se refleja en el sinónimo «castidad».

Su pérdida suele marcar la transición de la mujer a la edad adulta, y antes este proceso era irreversible. Hoy en día, los avances de la medicina moderna permiten recuperar la virginidad ( himenoplastia ).

Técnicamente, es una operación relativamente sencilla, pero hay muchas cuestiones socio-psicológicas y éticas implicadas. Y una mujer necesita entender el propósito, las ventajas y las desventajas de este procedimiento antes de tomar una decisión.

Aspectos médicos de la virginidad

En términos médicos, la virginidad en las mujeres se refiere a la integridad del himen, una membrana elástica de tejido conectivo que se superpone parcialmente a la entrada de la vagina.

Su función biológica no se ha dilucidado del todo, pero la mayoría de los expertos se inclinan por creer que protege el tracto reproductivo de las infecciones.

Normalmente, el himen no cubre completamente la vagina: tiene una pequeña abertura para liberar la sangre menstrual.

La destrucción del himen (desfloración) suele producirse durante la primera relación sexual. También puede ser causada por la autogratificación, aunque esto rara vez ocurre en la práctica. Dependiendo del grosor de la membrana, su saturación con vasos sanguíneos y nervios, la desfloración puede ir acompañada de:

  • Sangrado – de pequeño a bastante profuso;
  • Sensaciones dolorosas, además, no sólo durante el propio acto sexual, sino también después.

▶ Hay que recordar que estos fenómenos durante la desfloración son la norma, pero no son obligatorios:

  • En algunos casos el himen no se rompe, sino que simplemente se estira – en este caso la pérdida de la virginidad no va acompañada de dolor intenso ni de sangrado.
  • Por el contrario, con el grosor de la membrana y su saturación de terminaciones nerviosas, la primera relación sexual en una chica puede provocar un intenso dolor hasta el punto de no poder continuar el contacto sexual.

En algunas mujeres, el himen está completamente ausente desde el nacimiento, por lo que la primera relación sexual tiene lugar sin problemas y la virginidad es puramente psicológica. También en la práctica médica, hay casos en los que la membrana de conexión se ha restaurado completamente después del contacto sexual. Por lo tanto, equiparar la virginidad exclusivamente con su condición es erróneo.

El himen experimenta cambios con el tiempo. A partir de los 20-22 años, por ejemplo, el número de fibras elásticas disminuye, por lo que la desfloración a esta edad y a edades más avanzadas suele ir acompañada de dolor y sangrado profuso. Se considera que la edad más óptima para la pérdida de la virginidad es entre los 15 y los 19 años, cuando la mucosa está bien estirada y las relaciones sexuales prácticamente no son difíciles.

La pérdida de la virginidad (en el sentido médico) no siempre está causada por las relaciones sexuales o la autogratificación. También puede ser causada por un traumatismo doméstico, el uso de tampones sanitarios, intervenciones quirúrgicas o incluso el parto, si el esperma ha entrado en el tracto genital de la mujer sin penetración como tal. Por razones médicas, puede recomendarse la desfloración artificial, por ejemplo, si el himen es anormalmente grueso e interfiere con las relaciones sexuales naturales.

Aspectos sociopsicológicos de la virginidad

Para entender por qué algunas mujeres deciden operarse para eliminar su virginidad, es importante considerar los aspectos sociales, psicológicos y culturales del fenómeno.

Aspectos sociopsicológicos de la virginidad

En la gran mayoría de las culturas modernas y antiguas, la virginidad de la mujer tiene una gran importancia, incluso religiosa. El estado fisiológico del himen se asocia con la pureza, el honor personal de la joven. Es de especial importancia en el contexto de la vida sexual y las relaciones conyugales.

En los países con religiones abrahámicas dominantes (cristianismo, islam o judaísmo), la pérdida de la virginidad antes del matrimonio se considera un acto inmoral y pecaminoso, que deshonra no sólo a la propia mujer, sino también a su familia.

▶ En algunas culturas antiguas y sociedades tradicionales modernas, la virginidad adquiere un significado religioso:

  • Por ejemplo, la sacerdotisa de la antigua diosa romana Vesta sólo podía ser una chica inocente
  • En el cristianismo, el islam y algunas otras religiones, está muy extendido el monacato, en el que la virginidad se asocia a la pureza de pensamiento y a la devoción a Dios
  • Hasta la fecha, algunos pueblos han conservado los ritos para la pérdida ritual de la virginidad; en este sentido, está, por así decirlo, dedicada a una deidad.

Las actitudes hacia la virginidad femenina y su pérdida también están influidas por los roles de género. En las culturas patriarcales, se considera que sólo el marido tiene derecho a privar a una niña de su inocencia.

En este sentido, la pérdida de la virginidad se considera un signo de la sumisión y la devoción de la mujer a su elegido. En consecuencia, la privación de su inocencia por parte de un hombre es vista por él y por la sociedad como un símbolo de poder sobre ella. Se asocia a una costumbre como la ley de la noche de bodas.

Otro aspecto relacionado con la virginidad es el cambio de estatus social de la mujer. La pérdida de la inocencia como proceso irreversible (antes de la llegada de los métodos modernos para restaurarla) se considera una manifestación del cambio en el papel social de la niña, que pasa de «niña» a «mujer».

Esto se expresa, por ejemplo, en la costumbre de colgar públicamente una sábana con restos de sangre después de la noche de bodas. En algunas sociedades tradicionales, el ritual de iniciar a una niña despojándola de su inocencia de una forma u otra (no necesariamente mediante el contacto sexual) sigue siendo habitual.

Hoy en día, con el cambio de roles sociales y la liberalización de la vida sexual en los países desarrollados, las actitudes hacia la virginidad también están cambiando. Su pérdida se ve cada vez menos como un acontecimiento significativo, perdiendo su significado simbólico como signo de pureza e inocencia. A menudo no se ve como una ventaja, sino como una desventaja, una manifestación de la esclavitud sexual y de la inexperiencia, con la correspondiente actitud despectiva.

¿Por qué se someten las mujeres a una himenoplastia?

Sobre la base de los aspectos médicos y socio-psicológicos de la virginidad considerados, se pueden distinguir las siguientes razones por las que las mujeres acuden a un ginecólogo para someterse al procedimiento:

  • Restitución de la virginidad tras el coito forzado como forma de librarse de un recuerdo fisiológico de la violencia cometida;
  • Por miedo a la crítica pública o por su propio sentimiento de vergüenza por haber cometido un acto inmoral (sexo extramatrimonial, autogratificación, etc.);
  • Por convicciones religiosas o como muestra de rechazo a un anterior modo de vida «distorsionado»;
  • Para diversificar la vida íntima y adquirir nuevas experiencias sexuales.

Por lo general, las mujeres acuden a la cirugía de reconstrucción del himen de forma voluntaria. Sin embargo, en algunas comunidades esto se debe a menudo a la presión social y se hace en contra de la paciente (por ejemplo, por parte de sus familiares o su cónyuge).

¿Cómo se recupera la virginidad?

Esta operación relativamente poco complicada consiste en la reconstrucción quirúrgica del himen. Se lleva a cabo varios meses o años después de la pérdida de la inocencia – esto es necesario para la reconstrucción completa de los tejidos después de la desfloración. La intervención se realiza de forma ambulatoria o en una sala de día, con anestesia local o general.

▶Dependiendo de las razones y el propósito por el que una mujer acude a esta operación, puede ser de dos tipos:

  • Restauración de la virginidad a corto plazo
    • Este tipo de himenoplastia se utiliza cuando es necesario restaurar el himen durante unos días, por ejemplo, antes de la noche de bodas. Sus fragmentos se cosen con un fino hilo autoabsorbible, que se desintegra en 10-12 días. Los colgajos de tejido en sí no se fusionan, pero durante el coito las suturas se rompen, provocando una hemorragia. La intervención dura unos 15 minutos y se realiza con anestesia local; el paciente puede irse a casa inmediatamente.
  • Restauración de la virginidad a largo plazo
    • Se trata de una operación más compleja, que implica la reconstrucción de la estructura anatómica del himen, incluso en ausencia de sus fragmentos. La membrana propiamente dicha se forma a partir de un colgajo de tejido tomado de la pared vaginal posterior.
    • Con su ayuda, primero se refuerza la entrada de la vagina y luego se reconstruye la propia película.
    • La intervención dura unos 45 minutos y se realiza bajo anestesia general. Proporciona un efecto duradero, indistinguible de un himen natural. Tras la operación, el paciente es dado de alta tras un periodo de observación de dos horas, seguido de una convalecencia de tres semanas para permitir que los puntos de sutura cicatricen.

Con una himenoplastia correcta, se asegura un resultado cosmético cualitativo en ambos casos. La virginidad «a largo plazo» después de la curación no puede ser distinguida de la real ni siquiera por un ginecólogo profesional.

Preparación para la himenoplastia

Aunque la operación se considera una de las más fáciles de la cirugía íntima, requiere ciertas medidas preparatorias. Inicialmente, el paciente se somete a un examen de diagnóstico, que incluye:

  • Un examen visual por parte de un ginecólogo;
  • Un análisis de sangre (general, bioquímico, para infecciones, coagulación, factor de grupo y Rh);
  • Frotis para detectar la flora bacteriana y las infecciones vaginales;
  • Electrocardiograma y radiografía;
  • Videocolposcopia de la vagina.

Es necesario realizar pruebas para establecer cualquier contraindicación al procedimiento, por ejemplo, trastornos de la coagulación de la sangre, infecciones vaginales, patologías inflamatorias de los órganos genitales, endometritis, herpes genital, erosiones cervicales, enfermedades oncológicas, etc. Sólo después de establecer un diagnóstico positivo, el médico de la paciente puede decidir la himenoplastia.

La mayoría de las veces, este procedimiento se lleva a cabo a petición de la propia mujer, es decir, sus motivos subjetivos desempeñan un papel importante en la decisión de restaurar su virginidad. En algunos casos, la ética profesional obliga al médico a negar al paciente este servicio.

Por ello, antes de la operación, la mujer siempre se somete a un examen por parte de un psiquiatra o psicoterapeuta para detectar la presencia de trastornos psicoemocionales que provoquen acciones irracionales.

Recomendaciones después de la himenoplastia

Después del procedimiento, la paciente debe regenerar sus órganos genitales. Durante este periodo, debe observar las siguientes recomendaciones:

  • Excluir cualquier actividad sexual, incluyendo el coito y la autogratificación;
  • Evite acudir a baños, saunas, piscinas y masas de agua abiertas;
  • No te bañes, sólo se permiten las duchas;
  • No consuma alimentos que le provoquen estreñimiento o hinchazón, en los primeros días sólo puede tomar comidas líquidas;
  • Rechazar el ejercicio extenuante y la actividad física intensa.

Después de la himenoplastia, la mujer puede experimentar fenómenos como molestias al caminar, sangrado leve, adormecimiento de los genitales externos, dolor leve. Se trata de una reacción normal del cuerpo femenino a la curación de los tejidos dañados durante la operación. Bajo el asesoramiento de un médico, estos fenómenos remiten en pocos días.

Riesgos y complicaciones tras la himenoplastia

La restauración del himen es una operación bastante segura. Pero, como cualquier otra intervención quirúrgica, conlleva ciertos riesgos para el cuerpo femenino:

  • Introducción y desarrollo de infecciones genitales al utilizar instrumentos insuficientemente desinfectados o debido a condiciones antihigiénicas
  • Traumatismos en los tejidos genitales y procesos inflamatorios asociados
  • Estrechamiento (atresia) de la vagina, que dificulta o imposibilita las relaciones sexuales normales

Las dos primeras complicaciones sólo se producen, por lo general, si se viola la técnica de la himenoplastia, por ejemplo, por un médico sin formación en una clínica clandestina o mal equipada. Si la operación la realiza un especialista con formación y experiencia en un centro médico moderno, la probabilidad de que se produzcan esas consecuencias es insignificante.

Riesgos y complicaciones tras la himenoplastia

La situación es más complicada en el caso de una posible atresia vaginal. También puede ocurrir si la operación se ha realizado de acuerdo con todas las normas. Ni siquiera un especialista experimentado puede controlar totalmente el comportamiento de los tejidos después de la cirugía y eliminar por completo la formación de una cicatriz.

Resumen

Así que, después de todo, ¿hacer o no hacer una himenoplastia? Aquí, el deseo de la propia mujer juega obviamente un papel decisivo. Esta operación es cosmética, no médica, y por lo tanto no implica una necesidad o beneficio médico significativo. Sin embargo, el riesgo de complicaciones por este motivo, aunque pequeño, es bastante real. Por lo tanto, la futura paciente debe considerar detenidamente los siguientes puntos antes de decidirse a restaurar su virginidad:

  • la razón por la que quiere someterse a esta operación, así como su finalidad última;
  • la relación de esos esfuerzos e inconvenientes que acompañan a la himenoplastia con sus beneficios;
  • la presencia de otras formas menos costosas y peligrosas de lograr el objetivo;
  • las posibles complicaciones e inconvenientes asociados a la himenoplastia.

Sólo después de considerar plenamente estos aspectos podrá una mujer tomar la decisión correcta. De lo contrario, es muy probable que el resultado final, aunque sea técnicamente impecable, traiga consigo costes e inconvenientes innecesarios en lugar de beneficios o, al menos, satisfacción moral.